domingo, 20 de diciembre de 2009

De noches infecundas

Cada noche prendo el ordenador. Sí, prendo el ordenador, porque el ritual de la hoja blanca y el bolígrafo dejo de funcionar conmigo hace mucho tiempo. De hecho los bolígrafos han desaparecido en mi casa.

Me tiendo sobre el sillón café, espero por algunos minutos, deseando que la noche fecunde mis pensamientos. Pero la noche es falsa y a mis peticiones jamás cede. Nada llega a mí, nada, nada, nada.

Los pensamientos se deslizan, y una inmensa ansiedad me ataca. De pronto una pequeña pantalla vibra frente a mis ojos, la barra de herramientas es invadida por una de esas ventanas que brillan de forma intermitente. Ha vuelto a aparecer. Su silencio limpia mis pensamientos de tanta nada, y es entonces cuando comienzo a soñar.

L

1 comentario:

  1. A mi también a veces me dejan de servir los boligrafos..pero sin duda mi libreta es mi fiel compañera,mi complice cuando la letras me llegan,pero también me quedo en blanco mirandola,esperando soñar....Femina L,me gusta la forma en que dices las cosas,no tienes limitación y eso me gusta aun más. Un saludo.

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