miércoles, 10 de marzo de 2010

10-03-10

Porque regreso a las páginas en blanco, que tapizo con garabatos que solo yo entiendo. Y digo que la soledad es propia del hombre, la soledad del día que feneció en tus manos. Entonces eras del color de mis sueños, eras magia, eras la palabra que tenía significado en aquel paraje bicolor.
Es cierto que se me acabaron las esperanzas cuando te echaste a correr, y yo seguí tras de tus pasos con presentes que decorarían tus cabellos de medusa.
En el sueño que olvide, seguro que tenía un nombre aquel caballero, aquella dama, pero hoy tengo ganas de vomitar al recuerdo.
Ese día sigue existiendo, se sigue consumiendo, y su nostalgia se aparea con mi alma de delincuente purificado.

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