jueves, 11 de febrero de 2010

Cuento de un dia.

La mañana se iluminó por el sol como una promesa.


Salimos d casa con la esperanza de que el día fuera mejor que ayer y un poco peor que mañana. La pelirroja usaba un vestido exótico, tanto como ella. Se veía linda y encajaba más en el retrato que el freak hizo de ella.

Él con su traje habitual de desapercibido y una máscara caliendo del bolsillo de su pantalón para usarla ‘solo en caso necesario’.

Yo, después de una hora de usar artilugios para verme mejor, salí peor que en día de campo.

Caminamos los tres en silencio, participándonos nuestros pensamientos a través de miradas y sonrisas. Fijamos la hora en que el plan se realizaría. Me quedé en un cruce y encomendé a los dos locos a su destino.

Yo corrí, corrí mucho, a veces me fatigaba, pero llegué a la casa del magnate de las telepatías rogando por un trozo de pan; aceptó dármelo a cambio de un poco de esclavitud. Cerramos el trato.

Después me encontré con la menuda dibujante, hablamos de los colores que vamos a modificar en el arco iris, de cómo planea vestir a Chiapas y de cuándo pretende bañar su cuerpo en el mar. Fue un encuentro breve pero agradable.

Un rato después fui a charlar con Catadora de Sonrisas y le expuse mis puntos en contra de su suicidio. No hay vuelta atrás, lo hará y yo la contemplaré gustosa de que sea firme en sus decisiones.

El nido de cucarachas me esperaba gélido como de costumbre, les pedí hicieran un huevo para recostarme a espiar la correspondencia que mantienen Catadora de Sonrisas y el Joven Huesudo. Me han dejado fascinada las líneas que con esmero Huesudo le dedica a Catadora, es admirable como ha crecido su letra.

Con la recomendación ‘a darle’ me fui perdiendo en los brazos de Morfeo, mientras las cucarachas se acurrucaban debajo de mi axila para recibir un poco de calor. Soñaba con un gran teatro adornado con telas de múltiples colores, en el escenario los actores reían y lloraban todos a la vez, bailaban siguiendo alguna extraña melodía que entonaba la orquesta inexistente. Podía sentir la música en mis oídos era parecida al sonido mágico de las hadas, pero llegó un momento en que se hizo más fuerte, y los actores bailaban frenéticamente, tanto ruido visual se me pareció insoportable y tuve que despertar, sólo para darme cuenta de que el sonido provenía del móvil y que Freak me buscaba; tardé un poco en reaccionar y cuando fui a su nido el y Pelirroja ya no estaban.



Por el momento me encuentro sentada en las raíces de un árbol, esperando a que Freak llegue; mientras, la brisa de la noche congela mis dedos. Las sienes me punzan. Fue un día de emociones fuertes. Espero poder despertar mañana.



Escrito en las jardineras de Chapultepec. (bello, muy bello lugar para estar con Soledad)

K.

2 comentarios:

  1. Mi reina de corazones:

    Me ha encantado leerte tan llena de esperanzas y metas a las cuales llegar. Por lo leído, asumo que ya era tiempo de este cambio, aunque para mí, siendo como eres, el cambio no era tan urgente. Cuestión de óptica, supongo.

    El tuyo es un mundo que se debate entre la oscuridad y la luz; la risa y el llanto; la calma y la tormenta; y lo maravilloso es que ambos extremos los vives al límite. Eso me gusta. Te envidio por eso. Pero lo que sin duda ha sido mejor, es que me has dado la oportunidad de conocer un poquito de ese mundo de contrastes; has compartido conmigo algunos episodios que me han enriquecido el espíritu como no te lo imaginas. Por ello, te doy infinitas gracias.

    Suerte en el arranque de tu nueva vida, que una vez que domas al potro, lo demás resulta más fácil ;)

    ¡Besos!

    ResponderEliminar